Heladeras que hacen la compra del súper automáticamente, armarios que recomiendan cómo vestirse en base al clima, casas que prenden y apagan las luces de forma programada para simular movimiento en el hogar y disminuir las posibilidades de robos. Estas situaciones, que parecen salidas de una película, ya son una realidad gracias a Internet de las Cosas (IoT), una revolucionaria tecnología que conecta objetos a Internet para facilitar el día a día de las personas.
Por Nico Casco, CEO de D’arriens
Con frecuencia, los individuos vinculan Internet con sus teléfonos móviles, computadoras e impresoras, para sincronizar la información y poder trabajar desde cualquier lugar o de forma colaborativa. Incluso conectan sus televisiones o cámaras digitales para ver películas con mayor comodidad o para compartir fotos de sus vacaciones con su familia.
Sin embargo, IoT expande aún más las fronteras de conectividad cotidiana para permitir el control y manejo de forma remota desde cualquier parte del mundo. Además de estos artículos, a través de la red de IoT, se pueden integrar desde vehículos, electrodomésticos y dispositivos mecánicos, hasta relojes, calzados, maletas o muebles.
Al igual que muchas novedades tecnológicas, IoT surgió con el objetivo de brindar mayor comodidad y seguridad a las personas que la implementen a sus realidades. Eventualmente, ¡todo lo imaginable podrá formar parte de la red! Sólo falta terminar de desarrollar el nuevo protocolo de direccionamiento ipv6 que lo hará realidad.
Principales ventajas del Internet de las Cosas
- Interacción entre los objetos: una vez conectados a la red, los artículos podrán intercambiar información y actualizar datos entre sí. Por ejemplo, el GPS del auto puede indicarle al termostato del hogar que la persona se aproxima y prender el aire acondicionado o la calefacción, según la estación del año.
- Interpretación del entorno y manipulación: las cosas podrán manejar el entorno al recibir información de otros dispositivos, como en el ejemplo anterior o por la interpretación del contexto. Por ejemplo, la heladera puede reconocer que la última vez que se retiró la leche, no se repuso y, automáticamente, realizar un pedido al supermercado.
- Capacidad de localización: al estar conectados, será más fácil localizar las cosas. ¡No más horas perdidas buscando las llaves de la casa antes de salir!
- Identificación y personalización: los objetos dejarán de ser impersonales y existirá la posibilidad de identificar su procedencia y dueño mediante tecnologías como RFID (Radio Frecuency Identification), NFC (Near Field Communication), BLE (Bluetooth Low Energy), códigos de barra de lectura óptica, o códigos QR, entre muchos otros.
IoT aplicado
IoT definitivamente está dentro de nuestros focos de atención para el futuro cercano. La realidad de una vida conectada es algo tecnológicamente posible hace años, pero por motivos más técnicos (infraestructura, interfaces, protocolos, y costos, entre otros), su materialización se ha visto demorada.
La verdadera inclusión de wearables, electrodomésticos, automóviles y otras pantallas al mix de comunicación, impactará en el modo en que las marcas se comunican e interactúan con los usuarios, y requiere un ajuste de la intención, del contenido y de las formas del mensaje. De la misma manera, la información que surge del uso y los hábitos de consumo del usuario brindan un nivel de conocimiento potencial invaluable para las marcas.