En América Latina, donde sólo trabaja el 34,4% de las mujeres más pobres, una de cada cuatro elige montar su propio negocio.
De acuerdo con un reporte de la Fundación de Microfinanzas BBVA, sólo el 30% de los negocios están en manos de mujeres y sus empresas son las más pequeñas. Las brechas de género se producen a escala mundial y son particularmente pronunciadas en las economías en vías de desarrollo como las de América Latina, donde un tercio de las mujeres dependen de otras personas, para poder subsistir.
La organización también subraya que el emprendimiento femenino es motor de riqueza, especialmente entre los más desfavorecidos. En América Latina, donde sólo trabaja el 34,4% de las mujeres más pobres, una de cada cuatro elige montar su propio negocio.
“Las mujeres que viven en áreas rurales tienen el doble de probabilidades que las mujeres que viven en las ciudades de convertirse en trabajadoras por cuenta propia. Obligadas por la falta de oportunidades en el mercado de trabajo, una de cada cuatro mujeres trabaja por cuenta propia, la mayoría en el sector comercio y servicios (sectores de productividad baja) debido a que poner en marcha este tipo de negocios requiere menores exigencias de capital”, señala Giovanni di Plácido, director de Análisis y Estudios de la citada fundación, que en la actualidad apoya a más de 1,7 millones de emprendedores de siete países, lo que provoca un impacto en casi siete millones.
En este sentido, 61% de los emprendedores que la fundación apoya con créditos productivos son mujeres, debido a la importancia del papel de la mujer en la economía y como actor fundamental para la disminución de la pobreza. Un 46% se encuentra en situación de vulnerabilidad con riesgo de volver a la pobreza y el 40% son pobres (de ellas un 30% en extrema pobreza).
Según la organización, las mujeres son más efectivas en el aprovechamiento de los recursos que los hombres. En el caso de los emprendedores apoyados por la Fundación Microfinanzas BBVA, las mujeres ingresan por sus negocios un 25% menos que los varones, pero dedican un 35% más al ahorro y sus ingresos mejoran en mayor medida las condiciones socioeconómicas del hogar.
Además, los ingresos de las mujeres se incrementan de media un 19,9%, frente al 11,4% de los hombres, y sus activos crecen un 31,8% anual, frente a un 27,4% de los varones.
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