En nuestra entrega anterior, los especialistas de Wharton dejaron mostraron el factor especulativo tras el fenómeno que nos lleva de unicornios en adelante.
Vía Universia Knowledge@Wharton
Pero, ¿es una burbuja como la de 1.999 que casi enterró al mercado de las empresas tecnológicas? Algunos factores se repiten como la baja de las tasas de interés que presiona a los inversionistas a buscar ganancias en otros mercados.
Veamos qué otros factores señala Wharton para delimitar este fenómeno y distinguirlo de su antecedente histórico.
Testimonio de un inversor de riesgo
Un inversor de riesgo veterano estaba tan preocupado con las valoraciones que su empresa decidió liquidar todas sus participaciones en startups. Las ventas comenzaron hace seis meses y hasta el momento la empresa ya ha vendido ¼ de su cartera y hay más en camino.
Las inversiones en las startups se realizaron entre 2010 y 2012, después de que las empresas pasaran por las rondas “B” y “C” de financiación. “Estamos planeando vender todo. Comenzamos a ver las señales del primer boom” que marcó el auge de las puntocom en 1999 justo antes de su colapso”, dice el inversor que prefirió permanecer en el anonimato debido a la naturaleza confidencial de los acuerdos.
“Cuando las empresas hoy aumentan el capital privado elevándolo a niveles que antes eran de OPV y se comienza a observar la entrada en ese mercado de inversores no tradicionales”, eso es señal de una posible burbuja, añade el inversor de riesgo. Esos inversores son, entre otros, empresas de fondos mutuos que están comprando participaciones a inversores de riesgo e insiders de empresas. En el momento en que los primeros inversores y fundadores de startups comiencen a salir del negocio, esa será una señal sintomática”, dice este inversor.
Existe además otra señal de que se avecinan problemas: hay personas creando nuevos fondos sin experiencia anterior de inversión y convirtiéndose en inversores de riesgo.
“Ahora, hay plataformas de crowdfunding donde los pequeños inversores pueden invertir en capital riesgo, o webs como Angel.co, donde la persona puede anunciar su startup y atraer inversiones”, dijo el inversor que prefiere el anonimato. Él identificó la misma tendencia en 1999, cuando los taxistas daban consejos sobre inversiones en acciones.
Pero lo que hace posible hoy en día la burbuja tecnológica es algo mucho más difícil de explicar, ya que buena parte de la métrica financiera es privada. El boom de las puntocom en 1999 y 2000 estaba limitado principalmente a las empresas de capital abierto cuyos datos estaban disponibles para el público. Por eso es por lo que podemos decir que “las valoraciones elevadas no son necesariamente evidencia de una burbuja, ya que podrían ser sólo el reflejo de las grandes expectativas de beneficios”, observa Luke Taylor, profesor de Finanzas de Wharton.
“Lo que importa, la cuestión para la cual no tenemos respuesta, es si nuestras expectativas actuales de crecimiento son racionales”.
¿Racionales?
Véase el caso de Airbnb. Según un artículo del 17 de junio en el Wall Street Journal, los US$ 24.000 millones de la startup cuentan con el respaldo de una estimación de ingresos de más de US$ 900 millones este año, frente a la cifra estimada anteriormente de US$ 850 millones. Eso es prácticamente el triple de los US$ 250 millones en ingresos que Airbnb dijo haber obtenido en 2013. La empresa espera ingresar US$ 10.000 millones en 2020, siendo US$ 3.000 millones en beneficios antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización. Airbnb creció cerca de más de un 90% en los últimos dos años en comparación con el 17% registrado por Expedia, que debería obtener ingresos de US$ 6.500 millones este año. Airbnb fue creada hace siete años.
Pero esas fugas de métricas internas están lejos de ser comunes en la mayor parte de las startups privadas. David Wessels, profesor adjunto de Finanzas de Wharton, llama la atención sobre el hecho de que como tales empresas no cotizan, resulta difícil juzgar si están efectivamente sobrevaloradas sin conocer de forma más específica su situación.
“Todos están centrándose en una cifra artificial para hacer sus valoraciones, pero en los mercados privados hay una especie de contrato especial. Sí, las valoraciones son realmente elevadas, ¿pero cuáles son exactamente las condiciones? ¿Se están realmente comprando acciones ordinarias? ¿O se trata de acciones preferentes con otras opciones? Esas cosas pueden afectar sin lugar a dudas las tasas de retorno de las inversiones. Los mercados privados son mucho más complejos”, añade Wessels. “No se utilizan los métodos tradicionales de valoración, por eso es más difícil fijar con exactitud los precios, y además de eso las cotizaciones adquieren un sesgo al alza. Tenemos que analizar los términos del acuerdo antes de hacer cualquier valoración. Sin embargo, no disponemos de los datos porque se trata de transacciones privadas”, resalta el especialista.
En nuestra próxima y última entrega seguiremos hablando de unicornios y su real naturaleza, así como de las posibilidades de que existan (de verdad) más allá de las estimaciones de los inversionistas.