Pese a lo que diga la leyenda dorada (jamás confirmada) de Silicon Valley, no hay un “demasiado tarde” a la hora de emprender. Todo lo contrario.
Con información de Agenda WEF
Quizás estemos a tiempo de desmontar uno de los mitos más extendidos de lo que va de siglo cuyo origen no ha sido establecido pero Silicon Valley es su profeta y hasta el MIT pareciera validarlo.
Recordemos: el concurso “Innovadores Menores de 35 años” no fue creado porque sea imposible innovar después de esa edad sino porque la institución (hace casi 20 años) quería capitalizar a la llamada “Generación del Milenial”.
¿Por qué tanta atención sobre los Millennials? Porque era la primera generación en la historia de la humanidad que, no sólo vería un cambio de Milenio (de esas hubo muchas) sino que lo haría rodeada de computadoras, celulares e Internet.
Esta “generación nativa digital” (no tuvo que “aprehender” la tecnología, creció con ella), en teoría, iba a cambiar la forma de trabajar de las organizaciones para siempre.
En realidad, los “hippies” que inventaron internet y el teléfono celular se encargaron de eso.
Los Millennials, sin embargo, acogieron los cambios como si eran naturales. Y, con ello, transformaron al mundo.
La mirada tecnológica
La confusión ha sido tal que, para algunos, los “Millennials” son los nacidos después del 2000, es decir, los adolescentes en progreso. Y el debate sigue.
No es poca cosa: quienes esto creen apuntan a que sólo los adolescentes pueden “innovar” y otras leyendas urbanas forjadas en torno a las figuras más mediáticas de Silicon Valley.
Pero esta creencia no reduce el número de emprendimientos, startups o aplicaciones que fracasan cada año pero, quizás, lo aumente al “apurar” a quienes desean emprender antes de llegar a la adultez.
En realidad y como ya vimos, llegar a los 30 sin haber emprendido aún no es el fin del mundo.
Por el contrario, podría ser hasta el mejor momento según estas TRES (03) razones:
1. Calidad para su vida
Decir que emprender mejorará su calidad de vida es, en principio, una ilusión. Vana en muchos casos.
Y peligrosa. Pensar que “ser su propio jefe” le hará más fácil el trabajo no sólo es de adolescentes: también es de novatos.
Pero, si usted está en sus 30 ya ha vivido suficiente para saber qué cosas le gustan (viajar, ampliar su cultura, conocer gente, etc.) por lo que un emprendimiento puede acercarlo más a esas cosas que lo hace feliz que una situación de dependencia laboral.
El horario laboral es relativo y, con frecuencia, irrelevante. Pero – a veces – puede mejorar.
2. Adaptación al cambio
Es cierto: mientras más jóvenes se nos hace más fácil y hasta emocionante encarar los cambios.
Es por eso que, si está decidido a emprender y ya superó la barrera de los treinta, no espere: salir de nuestra zona de confort se hace más difícil con la edad, en la medida en que nos sentimos a gusto (¿nos conformamos?) con lo que ya hemos logrado.
Por otra parte, en la treintena aún no creemos que todas nuestras ideas están escritas en piedra por lo que somos más rápidos en hacer ajustes para mantener un proyecto a flote y que sea exitoso.
3. Resiliencia
Si usted desea iniciar un emprendimiento y aun no conoce por lo menos a dos personas que hayan quebrado o vendido más de una vez, aún no ha hecho su tarea.
Estas personas desarrollaron la capacidad de sobreponerse al fracaso que conocemos como resiliencia y que se desarrolla durante estudios y al comienzo de nuestras carreras, entre otras cosas.
Los más jóvenes no lo tienen y, aceptémoslo: ser emprendedor no sólo es un trabajo de tiempo completo sino también uno en el que, a veces, hay que volver a empezar.
La edad – a veces – nos prepara para eso.
Así que, si aún está decidido, los 30 son un buen momento.
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